Jugando a : After The Virus

Aquella mañana había programado bien temprano el despertador. A pesar de ser domingo, y no tener la necesidad de madrugar para entrar a trabajar en aquel maldito «call center», la previsión de buen tiempo y las ganas de respirar aire limpio, me convencieron para pasar el día en la naturaleza.

Aún no habían aparecido las primeras luces del día cuando la estridente y escandalosa alarma de mi teléfono móvil me despertó de mi estado de vigilia. En un día cualquiera de la semana hubiese soltado algún improperio contra el pequeño aparato electrónico.

Me puse un top, mis viejos y gastados pantalones militares y me calcé mis flamantes botas de trekking reservadas para ocasiones como estas. Una botella de agua y un par de sandwiches en mi mochila, era lo único que necesitaba para pasar un agradable día en la sierra.

El cielo comenzaba a aclararse con las primeras luces de la mañana cuando cerré la puerta de casa dispuesta a embarcarme en mi pequeño pero coqueto carro. La calle, para ser domingo y a aquellas tempranas horas tenia demasiado ruido. Sonidos de ambulancias y coches de policía comenzaron a sonar como a seis o siete manzanas al norte de mi pequeño barrio residencial.

De repente, los perros de las casas próximas comenzaron a ladrar con tal ímpetu, que consiguieron captar mi atención de inmediato. Bajando por la calle 22 venía un hombre que, por su forma de caminar, debía traer un considerables estado de embriaguez. Apenas conseguía mantener una trayectoria recta, y a cada bandazo que daba,  la sensación de que iba a caer en cualquier momento se hacía más evidente.

Al llegar a la altura de la pequeña panadería de Nicole se detuvo, fijando su vista en el escaparate donde cada día se exponían un sinfín de calóricos y apetecibles dulces. Así se mantuvo un buen rato hasta que comenzó a golpear su cabeza contra el grueso cristal. A pesar de no encontrarme relativamente cerca, cada golpe sonaba como si estuviesen derribando la pared mas próxima a mi.

Nicole, bastante enfurecida salió de la tienda con un desgastado rodillo de madera de amasar en la mano. Gritando y gesticulando consiguió captar la atención de aquel hombre que aún seguía castigando su cráneo contra la pared de cristal.

Sin mediar palabra el extraño personaje se abalanzó sobre la menuda panadera. Lo que ocurriría a continuación roza lo más esperpéntico y aterrador que jamás vi en mi vida. En medio del forcejeo brotó un gran chorro de sangre que salpicó de inmediato el, hasta ahora, limpio y transparente escaparate. El rodillo calló al suelo y comenzó a rodar calle abajo hacia donde yo estaba, dejando un reguero de sangre en su camino.

Yo me encontraba totalmente paralizada por la situación, y apenas podía centrarme. El extraño hombre levantó la cabeza y entonces fue cuando vi aquella expresión. Unos ojos inyectados en sangre, un color de piel verdoso y la boca…. entre cuyos dientes se encontraba un trozo de piel, que había sido arrancado del cuello de Nicole. La pobre chica yacía inmóvil en el acerado, sobre un cada vez más caudaloso charco de sangre. Aquél monstruo bajó la cabeza y siguió desgarrando con sus dientes y sus sucias uñas el cuello de la joven.

Intentando hacer el menor ruido posible, giré y me apresuré a volver a la seguridad de mi hogar. Saqué como pude las llaves de la mochila que, torpemente, resbalaron de mis manos y cayeron escandalosamente al piso. De detrás de un coche aparcado delante de mi puerta, apareció una mujer arrastrándose por el suelo. Tenía también los ojos inyectados en sangre, y le faltaban todos los miembros de cintura para abajo. Pude contemplar con horror como iba arrastrando tras de si buena parte del intestino, como si de la baba de un caracol se tratase. No quería apartar la mirada temerosa de que se abalanzase sobre mi, pero necesitaba al mismo tiempo recoger las llaves para entrar en casa. Movía las manos a tientas sobre el suelo sin alcanzar a tocarlas. Aparté la mirada de aquel ser y busqué por el acerado. Las localicé a escasos centímetros de donde estaba, y me apresuré a recogerlas. En ese momento sentí que algo agarraba mi tobillo…

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After the virus es un juego de cartas diseñado por Jacob Fryxelius, al que conocemos por ser el creador del exitoso «Terraforming Mars«. El motor que utiliza este juego es el denominado «deckbuilding«, donde comenzamos con un pequeño mazo inicial que, a medida que vayamos consiguiendo cartas, se hará cada vez más grande y variado.

De buenas a primeras cuando nos presentan el juego, nos puede echar para atrás el arte que le acompaña. En una época en la que la mayoría de diseñadores buscan la exquisitez gráfica y la sobreproducción, este After the Virus rompe con todo ello. Observando sus cartas nos encontramos con una serie de dibujos caricaturescos, extraños y muy alejados de lo que consideramos como estéticamente agradable. Daniel Fryxelius, que es como se llama el ilustrador, y como podemos ver por el apellido es familia del diseñador, parece que no tuvo su mejor día cuando le encargaron este proyecto… ¿o si?

Pero lejos de lo que pueda parecer, este After the Virus es un JUEGAZO con mayúsculas. Ambientado en el sobrexplotado mundo postapocaliptico dominado por los muertos vivientes, el juego consigue atraparte desde la primera partida. Su mecánica sencilla, su paulatina dificultad y lo rápido e inmersivo de sus partidas hacen que este juego sea una joya.

Si bien se indica que es de 1 a 3 jugadores, que no os engañen, es un solitario como la copa de un pino. La interacción con los otros dos jugadores se limita a poder eliminar algún zombie de tu compañero…. como si no tuvieses suficiente con eliminar los tuyos propios. Además el turno de todos los jugadores es simultaneo, por lo que aún es más ridículo tildarlo de multijugador.

La caja contiene 3 barajas totalmente iguales (una por jugador), con lo que dos de ellas ni las vas a desprecintar. Además contamos con 4 personajes distintos y cubitos para marcar el nivel de oleada, los supervivientes salvados y las heridas.

Cada uno de estos personajes va a comenzar en su mano inicial con cartas de correr, cartas de supervivientes, la carta del refugio y cartas de armas, localización o habilidad. Estas ultimas variarán dependiendo del personaje que escojamos. Todo ello viene bien detallado en cada cartón de personaje. Además, dependiendo de la misión, añadiremos una carta de zombie por cada oleada que se indique, en nuestro mazo de robo inicial.

Todo el juego gira en torno a una campaña, que irá creciendo en dificultad a medida que vamos logrando salir airoso de los distintos capítulos. Esto viene recogido en una hoja que acompaña al juego.

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Para aquellos familiarizados con los deckbuikldings, la mecánica no les resultara complicada. De nuestro mazo inicial tomamos cinco cartas. Si entre ellas hay alguna carta de zombie pasa directamente a la zona de amenaza. El resto de nuestra mano la podemos jugar de cuatro formas distintas:

  • Realizando la acción que indica o bajándola a mesa agotada, en caso de ser un arma, localización o personaje.
  • Descartar una carta para explorar una carta del mazo de reserva. Dicha carta queda en la zona de exploración hasta que decidamos comprarla.
  • Usar el valor de «mano» de la carta para pagar y así obtener en nuestra mano una carta de la zona de exploración.
  • Descartar las cartas necesarias para preparar una carta agotada.

El turno finaliza cuando nos quedamos sin cartas en la mano y ya no podemos hacer nada más. Si llegado este momento, hay algún zombie en nuestra zona de amenaza, este nos hace un punto de daño por cada carta de estas que haya en dicha zona. El máximo de daño que podemos recibir es 3, pudiendo distribuir el primero que recibamos bien en las extremidades superiores o en las inferiores. En el caso de la primera, nos limitaría a 1 el uso de armas mientras tenemos dicha herida. Si elegimos la opción de situar la herida en la zona inferior, no podremos usar las cartas de correr.

Y es que, para combatir las hordas de zombies tenemos dos opciones:

  • Eliminar: las armas de fuego y otras cartas nos dan la opción de acabar directamente con los zombies y devolverlos a la pila de oleadas.
  • Descartar: Nos libramos por este turno de ellos pero, a diferencia de la eliminación, van directamente a nuestra pila de descarte, por lo que en un futuro muy próximo vamos a volver a tenerlos en nuestra zona de amenaza.

Cada vez que se acabe nuestro mazo de robo, barajamos el mazo de descarte y subimos en uno el nivel de oleada. El nuevo mazo de robo contendrá las cartas que había en el descarte y le añadiremos tantas cartas de zombies como nivel de oleada tengamos. Hay que tener en cuenta que si en vez de eliminar cartas de zombies las vamos descartando se van a ir sumando a nuestro mazo de robo. Además, hay cartas de zombies con un zombie, dos, tres y cuatro zombies, y teniendo en cuenta que una carta de tres zombies a la hora de combatir contarían como tres cartas de un zombie, de forma que a medida que vamos avanzando el nivel de oleada, se vuelve cada vez más imposible alcanzar el objetivo. El consuelo que nos queda es que solo sufrimos una herida por carta (aunque esa carta sea de 4 zombies), y que una vez que daña se elimina, no regresa a nuestro descarte.

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A groso modo esto es After the Virus, un deckbuilding, editado por Maldito Games y que no sobrepasa los 20€ de coste. El juego es muy adictivo y nos va a regalar muchísimas partidas, ya que conseguir acabara algunas misiones es muy complicado, debiendo buscar el personaje que mejor nos venga en cada una de ellas para poder finalizarla con éxito. Una buena inversión si te gustan este tipo de juegos y estas dispuesto a pegarte una y otra vez contra estos caricaturescos infectados.

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